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¿Por qué cambian de color las hojas en otoño? ¿Amarillas o rojas?

¿Amarillas o Rojas?

¡Descubrir los secretos de los colores en otoño con Kantos-Naconi y su equipo de biólogos es siempre es una aventura!

¿Por qué unas son amarillas y otras rojas?

Cada planta tiene su singularidad, ¡su propia personalidad! Y cada una cambia su color de forma diferente. La amplia gama de colores que tiñe nuestros bosques no es un misterio. La respuesta a tal incógnita nos lo da la bioquímica: los pigmentos que son compuestos químicos. Uno de ellos, el más conocido es la clorofila, un compuesto químico crucial para aprovechar la energía solar y un pigmento que da el característico color verde a las hojas. Durante el otoño, al tener menos horas de luz, la hoja pierde la clorofila y por tanto el color verde, aparecen otros colores que estaban enmascarados o no.

  • Las hojas se vuelven amarillas, gracias al pigmento que ya se encontraba previamente en ellas y que surge justo cuando los árboles comienzan a disminuir la capacidad fotosintética y por tanto, van perdiendo la clorofila.

“Las hojas amarillas de los olmos, chopos o ginkgos están más expuestos a sufrir son más llamativas y atraen a los animalillos a poner sus huevos en otoño…”

  • Las hojas que cambian a rojos, azules, ocres o negros es otra historia. Aunque todavía hoy los científicos se cuestionan a qué debemos el color rojo. Para ello tienen dos posibles explicaciones.
  • El color rojo en las hojas se debe a la antocianina: un pigmento que no se encontraba antes en ellas, sino que se fabrica y así se sustituye al verde.
  • Por ahora hay dos hipótesis científicas para explicar el color rojo. Una de ellas se considera como un mecanismo de defensa: el camuflaje. Las hojas rojas resultan más difíciles de ver por los animalillos que buscan alimentarse en otoño frente a las llamativas amarillas.  
  • Y, la otra teoría es: la optimización de nutrientes. La antocianina actúa como pigmento protector que ayuda a los árboles a aprovechar al máximo los nutrientes de las hojas antes de que caigan en época de escasez como es el otoño. ¿Cómo? Pues el pigmento rojo actúa como un exprimidor de las hojas captando de ellas sus nutrientes antes de que abandonen las ramas. Con ese jugo exprimido protegería al árbol del sol y ayudaría a que pudieran transportar mejor los nutrientes antes de su caída final.

De ahí que los árboles que cambian su color a rojizo, azulado y casi negro como el liquidámbar, cerezos o ciruelos son más evolucionados que los que de las hojas amarillas como los olmos, chopos o ginkgos.

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